Pintura
En este apartado de pintura al óleo pienso ir reflejando los más de 300 cuadros que a lo largo de mi vida activa he ido pintando. No pretendo en ningún momento dar lecciones de nada, ni tan siquiera de promocionar mi trabajo, ya que mis cuadros siempre han sido obsequiados fundamentalmente a mi familia, simplemente quiero mostrarlos por si a alguien o álguienes les pueden servir de entretenimiento y de provocación a pintar, a cualquier nivel de pretensión. La mía, dentro de mi forma de ser perfeccionista, ha estado más relacionada con el hiperrealismo, no siempre conseguido, y sí realizado con el ánimo de disfrutar esforzándome por hacer cosas que me divierten y gustan.
En la pintura he desarrollado siempre mi imaginación y mi fantasía, siendo siempre un enamorado de lo que estaba haciendo, paisajes, marismas, personas y tratando, algunas veces consiguiéndolo, el reflejar los sentimientos que a mí me producía. En algunas ocasiones los he pasado por el tamiz de escribirlo en prosa o a través de una poesía.
Mis pintores favoritos han sido Velázquez, Johannes Vermeer y Sorolla, habiendo llegado a estar pintando, por ejemplo, “La lechera” de Vermeer durante seis meses. Esto no supone mucho para determinadas personas, pero para otros como yo, impaciente, nerviosillo, os aseguro que cuando una vez terminados reflexionaba me parecía imposible que eso lo hubiese aguantado yo y es que, como dice el dicho, “sarna con gusto no pica”. Me considero un mal dibujante pero no tengo prisa cuando dibujo, estando dispuesto a repetir cuantas veces sean necesarias hasta que a mí me parece que esté bien.
Hubiese pintado muchísimo más, pero uno en la vida tiene que tener prioridades y la pintura siempre ha sido un disfrute, pero no un modus vivendi que me permitiese alimentar mi numerosa familia. Entiendo que me faltan muchas capacidades para ser lo que conocemos como un buen pintor, pero también estoy convencido a mi vez que, con lo que tenia, me he esforzado por hacer los cuadros lo mejor que he podido.
A varias personas estoy muy agradecido y les debo lo poquito que sé. La primera mi esposa, por su paciencia y comprensión, la segunda a D. Rafael Fallos, que a mis 13 años despertó esta afición en mí. Y ya desde hace unos pocos años a esta parte a Doña Marina Bronchud, profesora de pintura que me ha dado clases llevando con paciencia mi poco disciplinada actuación como alumno.