A uno en la vida, se le presentan muchos retos, unos más difíciles que otros, hasta este momento este ha sido el más difícil que he vivido, porque no se trata de pintar un cuadro cualquiera, sino de pintar el cuadro que expresen el amor del Padre.
Como muchos he leído el pasaje de la Biblia donde aparece Dios Padre hablando con Abraham o con Moisés al que le permite ver su espalda pero no su cara, etc sin embargo el sueño de todos nosotros como creyentes es ver el rostro del Padre
La cara de Jesús recostado sobre el pecho del Padre, representa la paz y la tranquilidad del que ha cumplido su misión. Lo he pintado con los ojos azules, porque cuando resucito sus apóstoles no le reconocieron podía estar transfigurado.
También porque cuando Samuel visito a Jesé para ungir al elegido de Yahveh, reclamo la presencia del más pequeño David, al que se describe con tirabuzones y ojos azules y la Virgen María y José eran descendientes de David, por lo que Jesús podría tener los ojos azules.
En un cuadro me he atrevido ya a pintarlo y en este con su postura trato de transmitir que Dios es amor y que en su muestra de amor a Jesús estamos también representados nosotros, he reflexionado mucho sobre la escena y luego con confianza he pintado lo que sentía
Creo que yo, como aficionado a la pintura, me toca “sembrar” el fruto de lo que cada uno encuentre, no me corresponde a mi recogerlo. Eso sí, me he atrevido a firmar el cuadro bajo la cruz del buen ladrón, que no estoy en el cielo, sino en la tierra, con pretensiones.

 

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