La noticia  me llegó por sorpresa. No te esperábamos.
Nuestra vida era un poco más tranquila, tenía tiempo para mí, para mis cosas.
Pero el saber que tú venías me ilusionó, me hizo a mis 43 años, sentir una juventud renovada.
Tuve que oír comentarios que no me gustaban, “que era una locura” “que podría haber tenido más cuidado”. Pero tú estabas ahí, dentro de mis entrañas.
Te ibas formando, no fue fácil, muchos controles, muchos cuidados. Mes a mes mi ilusión iba creciendo lo mismo que tú, dentro de mí.
Llegó el día, ya sabía tu sexo, en las ecografías veía o adivinaba la forma de tu carita.
Naciste, ya te tenía entre mis brazos. Un poco bajo de peso me dijeron, tuviste que quedarte en la incubadora.
Yo iba todos los días, me pasaba horas y horas en el hospital, para estar cerca de ti, para poderte ver y tocar.
Eras mi niño, cómo te quería.
Todo eso pasó. Has ido creciendo recibiendo el amor de todos los tuyos, tus padres y hermanos, tíos y abuelos.
Eres un niño despierto y feliz, has llenado de alegría ésta familia. Gracias por tu vida

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies