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Siempre que voy a pintar un cuadro busco el sentimiento que me produce, metido en esa situación, trato de vivirlo, cuando me hablaron de este me puse a pensar en mis sentimientos en estas circunstancias, en medio del monte, contemplando la inmensidad del cielo,
Los primeros sentimientos, son de pequeñez ante lo que abarcan tus ojos, después vas pasando por distintas situaciones de admiración, de la belleza que tienes ante ti, la capacidad de Dios para ser capaz de crear todo esto y darle un orden

Otros sentimientos que vienen a tu cabeza son de paz, de relajación, de disfrute de lo que hay ante tus ojos y poco a poco te vas integrando en los sonidos del campo, hasta llegar a un disfrute del silencio, en donde te encuentras contigo mismo y tus circunstancias.
El final es cuando te ves en todo este arco de firmamento que en su belleza y armonía te hace pensar en un Dios, que en este templo de sencillez, se aparece frente a ti y ante el que no hay excusas ni pretextos, ni justificaciones el está ahí y se comunica contigo, sin palabras para que goces con el de tu fe
Me gusta muchísimo, has conseguido trasladarme a ese monte, a los sonidos de la naturaleza y a la sensación de pequeñez del ser humano, que te hace acordarte que Dios está contigo. ¡Me ha encantado, gracias por compartir tus sentimientos y tu arte!
La mayor satisfacción que un aficionado a la pintura, es conseguir llevar al otra persona lo que el siente y piensa cuando da sus pinceladas, a mi me parece importante llegar a los que me interesan.. Las vivencias en el campo son profundas, porque desconectamos de nuestro mundo ruidoso y nos adentramos en nuestro propio silencio, que es tan bonito y real que no tiene nada que ver con la persona que en el mundo ruidoso aparentamos y somos delante hasta de nosotros mismos.
Me ha trasladado a ese monte, a la inmensidad de la naturaleza, sus sonidos y silencios y a esa experiencia con Dios. ¡Me encanta! Gracias por compartirlo.
La belleza de la creación de Dios, necesita de ojos que puedan sentir, lo que ven.
Tantas veces pasamos junto a las bellezas de Dios y no las vemos.
Tu sabes encontrarlas y trasmitirlas, ese silencio, que Dios te da de regalo y que tú sabes escuchar.
Gracias por tu belleza artística y personal.
Ricardo gracias por tu comentario, se nota que me quieres y me ves con buenos ojos si fuera con los miosssss.
En mi juventud me encantaba dormir en los veranos en el monte, cogías una manta, la ponías media encima de una atocha (planta de esparto) con el reviejo (Esparto seco) te hacías una almohada, te tapabas con la otra media y empezabas a vivir la noche (en el templo de la naturaleza), mirando las estrellas, esta la Osa Mayor, aquella la Menor con el lucero en la cola y así te dormías viviendo el silencio, la grandeza del firmamento y los ruidos por mínimos que fuesen de la noche y esas cosas van contigo siempre aunque vivas en medio de la mayor contaminación acústica o lumínica, solo tienes que cerrar los ojos hacer oídos sordos a lo que oyes y ahí están, tu y tus imágenes
Muy logrado Pedro. Realmente te transporta a algún lugar solitario donde puedas contemplar y gozar de ella.
Gracias por tu comentario.
Los que hemos vivido de niños y jóvenes las vacaciones en casas de montaña, con momentos de silencio o jugando a contar estrellas o al veo, veo con el firmamento, te deja también huella el silencio, aun estando rodeado de los tuyos, te abstraes y disfrutas de lo que ves y sientes y eso siempre se recuerda y se revive, como ciertos recuerdos que te impactaron a nivel de familia ¿Quien no recuerda detalles de sus abuelos?. Asi fue nuestra vida